A su llegada al mundo, el ser humano necesita ser atendido y por supuesto amado.
El bebé necesita tener contacto y sentir; el tacto tierno de los padres que representa un masaje le promueve un gran bienestar.
El masaje infantil estrecha la conexión afectiva entre los padres y el bebé. El tacto cálido produce cambios fisiológicos que ayudan a los bebés a crecer y a desarrollarse mejor.
A través del tacto, se estimula el sistema nervioso, se mejora el funcionamiento metabólico, así como también se refuerza el sistema inmunitario.
Se trata de una contribución a la salud física y emocional del bebé.
Paralelamente, los talleres de masaje infantil, representan la oportunidad de crear círculos de padres a favor de la crianza.
El taller de masaje infantil se imparte a lo largo de 5 sesiones una vez por semana.